El arte de la restauración

Hay cosas que se podrían desechar y hay cosas que vale la pena preservar. De ahí parte la restauración: viejo no siempre significa obsoleto.

Podríamos ver la arquitectura como una manifestación de espacio y tiempo determinado.  Nuestros hogares son, entonces, evidencia de que deben trascender a generaciones futuras para el conocimiento de nuestro origen y evolución; este debe guiar hacia la conciencia, respeto y apreciación de la historia, la cultura y los materiales que componen el monumento.

La restauración, en lo que a arquitectura se refiere, se podría definir como el proceso que busca restablecer o devolver a un bien inmueble (ya sea una casa, un departamento o un cobertizo) su integridad, respetando su historia y estética mediante procesos constructivos o técnicos, es decir, darle nueva vida un espacio.

Recordemos que nuestros hogares, al final del día, son estructuras y, como tales, necesitan de mantenimiento debido a su deterioro con el paso del tiempo. Este deterioro puede ser causado por causas climatológicas o por el desgaste natural que sufren los materiales de construcción con el paso del tiempo. En cualquiera de los casos, siempre es necesario un mantenimiento distinto para cada edificio, ya que responderá a las necesidades específicas de renovación o remodelación. Para ello se llevan a cabo distintos procesos que podemos resumir en las siguientes tres categorías: Limpieza, reparación y sustitución. Estas son las áreas de las que hablaremos en este artículo con el fin de expandir nuestros conocimientos sobre el arte de la restauración y tener una idea de a qué nos enfrentamos a la hora de renovar un espacio que, sin estar necesariamente destruido, ha perdido su lustre original aunque siga siendo aprovechable y poseedor de belleza.

El mayor error que cometen las personas al restaurar una casa antigua es tratar de hacer lo que está de moda en ese momento. Pero lo que está de moda en ese momento no lo estará en 10 años, entonces lo que conservará el valor de la casa es mantener el estilo original. He ahí la importancia de respetar la estética y la estructura original de la casa.

Entender una casa antigua implica conocer los usos y las costumbres de la época. Los diferentes tipos de materiales que utilizaban en ese tiempo usualmente provenían de la zona donde se construía, y ese es el criterio que debemos utilizar a la hora de restaurar los diferentes elementos de la edificación.

La arquitectura popular de cada época fue creada para satisfacer las necesidades de la familia o de la cultura del lugar de construcción. Incluso, a menudo ellos mismos participaban en la construcción de sus hogares. Emprender la rehabilitación de una edificación de arquitectura tradicional, popular o rural no es tarea fácil, por lo que es importante que lo hagan profesionales acostumbrados a la tipología del proyecto.

¿Qué debemos tomar en consideración si queremos restaurar una casa antigua?

Mantener la sencillez, equilibrio y coherencia son las claves para acertar en una restauración. Respetar la autenticidad de la vivienda, observar qué nos dice su arquitectura y actuar con respeto. Esto no quiere decir que no podamos aportar nuestro estilo y otros avances que se apliquen a nuevas construcciones. Siempre y cuando sean para facilitar la comodidad del nuevo morador, algunas ideas para implementar comodidades modernas en una casa antigua podrían ser mejorar el sistema de calefacción, refrigeración y la plomería, pues la hará más cómoda, segura y eficiente energéticamente.

Con respecto a los gabinetes, pisos y mampostería, lo primero que hacen muchas personas es cambiar los gabinetes de madera sólida por nuevos hechos de melamina o MDF. Esta no es una buena idea, ya que estos materiales artificiales no se hicieron para durar años de uso y desgaste, y no soportan bien la humedad. Lo mejor es reacondicionar los gabinetes que ya están: se verán mejor, durarán más y ahorrarás dinero.

Cubrir los pisos de madera antiguos con baldosas de baja calidad o alfombra baratas es casi un delito. Deshacerse de ellos es peor aún. Siempre es más barato y más auténtico reacondicionar los pisos existentes y reparar las partes dañadas cuando sea necesario. Pasa lo mismo con las paredes; aunque las habitaciones de planta abierta son una tendencia, no tienen cabida en las casas antiguas. Así que antes de desmantelar una pared, los expertos recomiendan vivir en la casa sin modificar durante seis meses. Así tendrás una idea de si se siente cómodo o no.

Limpiar las viejas baldosas y azulejos también es importante. La principal razón por la que los pisos de baldosas antiguas y otras superficies de azulejos son eliminados es porque están sucias. Así que nuestro mejor consejo es que no las elimines sin antes haberles dado una buena limpieza.

Lo más importante, sin importar la profundidad de las restauraciones, es tener un colchón dentro del presupuesto. Lo mejor es disponer de un presupuesto de “emergencia” en caso de que, durante el transcurso de las obras, surja algún imprevisto. Si tienes el presupuesto justo, plantea la restauración por fases; hay partidas del presupuesto de la renovación de una casa que pueden esperar y que se pueden realizar de forma sencilla una vez que estés viviendo en ella. Ventanas, fachada y, en menor medida, suelo, baños (si hay dos puedes dejar, temporalmente, uno por hacer). Lo importante es dejar hecho lo imprescindible: reforzar la estructura, el tejado, cambiar de distribución e instalaciones, por ejemplo.

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A veces no queremos un cambio radical, sólo mantener la belleza que se ha perdido en el hogar. Para eso se restaura, para preservar.

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